Una polla, dos pollas, tres pollas, cuatro, cinco, seis... ¿Dónde está el límite para la italiana Silvia Dellai? La respuesta a esa pregunta no os la podrían facilitar ni los más sabios de este planeta. La adicción a las pollas de esta mujer parece no tener cura. ¿Serás tú quien descubra sus límites?