Normalmente a nadie le suele gustar recibir un buen susto, especialmente cuando quien te lo da es un gilipollas con una máscara máscara de payaso asesino y un cuchillo en la mano. El compañero de piso de Anya Krey y Katrina Moreno irrumpe de esta guisa en la ducha y ambas chicas casi se mueren de la impresión. Con razón, el enfado es mayúsculo. Pero por suerte siempre hay un método infalible para limar asperezas; un método al que el ser humano ha recurrido desde tiempos inmemoriales: follar.
Normalmente a nadie le suele gustar recibir un buen susto, especialmente cuando quien te lo da es un gilipollas con una máscara máscara de payaso asesino y un cuchillo en la mano. El compañero de piso de Anya Krey y Katrina Moreno irrumpe de esta guisa en la ducha y ambas chicas casi se mueren de la impresión. Con razón, el enfado es mayúsculo. Pero por suerte siempre hay un método infalible para limar asperezas; un método al que el ser humano ha recurrido desde tiempos inmemoriales: follar.
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